El IBEX 35: qué es y qué oportunidades nos ofrece el principal índice español
“El IBEX se desploma tras el anuncio del BCE”
“Vuelve la euforia a los mercados: el IBEX se dispara y roza de nuevos sus máximos”
“Calma en los mercados: el IBEX se mantiene plano a la espera de noticias desde Wall Street”
Todos podemos recordar titulares como estos. Desde hace mucho tiempo, las noticias sobre bolsa ya no tienen como protagonistas a empresas concretas (salvo que alguna esté sufriendo alguna circunstancia excepcional) o a los mercados en general. Ahora, la atención se centra en los índices. Y, en el caso de España, en el IBEX 35. Pero no siempre tenemos claro qué es un índice, que implica invertir en uno y qué información nos transmite.
Empecemos por lo básico
El IBEX 35 es el principal índice español y recoge la evolución en bolsa de las 35 empresas más líquidas de nuestro país. Sin entrar en tecnicismos, podríamos decir que son aquellas de las que más acciones se compran y venden a lo largo del día. A veces hablando coloquialmente, nos referimos a ellas como las 35 mayores empresas de España o las de más capitalización bursátil. En este caso el tamaño de una empresa se mide por su valor total: la capitalización es la suma del valor de todas sus acciones, el dinero que se necesitaría para comprar toda la empresa.
Y es verdad que todas ellas son grandes compañías, muy representativas y conocidas, aunque hay excepciones y algunos nombres que podríamos echar en falta: nos referimos a compañías muy relevantes en términos de facturación o empleo, que por tamaño podrían entrar perfectamente dentro del IBEX, pero no lo hacen bien porque no cotizan en bolsa o porque sólo lo hace una pequeña parte de sus acciones (los ejemplos más relevantes en nuestro país son El Corte Inglés o Mercadona).
La composición del IBEX 35 se revisa cada seis meses y puede cambiar. De hecho, lo ha ido haciendo desde que se puso en marcha, en enero de 1992: si una empresa pierde peso en el mercado (o desaparece o es comprada por otra) sale del índice; y, al contrario, si una compañía empieza a crecer o sale a bolsa con un peso relevante, puede entrar en el mismo. Por ejemplo, en aquel lejano 14 de enero de 1992, pertenecían al IBEX empresas como el Banco Central o Dragados (hoy integradas en otras compañías); y no formaban parte del principal índice español otros nombres como Amadeus o Inditex, que ahora mismo están entre las empresas más importantes de nuestro país.
Cuando decimos que una empresa “sale del IBEX” no queremos decir que desaparezca (aunque a veces ocurre). Del mismo modo, que las que “entran” en el índice no surgen de la nada. Como decíamos antes, el IBEX sólo recoge la información de 35 compañías. Pero todas las empresas (también las del IBEX) que cotizan en bolsa en España lo hacen en el conocido como “mercado continuo”. Salvo casos de fusiones, compras o quiebras, las empresas que salen del IBEX se siguen negociando con normalidad en este mercado, manteniendo el precio de las acciones sin ningún cambio y sin que para el accionista la entrada o salida en el índice implique un beneficio o perjuicio en sí misma.
Otra cuestión importante es que el IBEX es un índice ponderado. Esto quiere decir que las variaciones en su valor dependen no sólo de si las empresas suben y bajan, sino también del peso de las mismas en el índice. O, lo que es lo mismo, una subida del 5 % de una de las empresas con más peso y una bajada del 5 % de una de las pequeñas no tendrá el mismo impacto: en un caso como éste, el resultado final será positivo.
¿Por qué acapara los tirulares?
Como decíamos al principio, un porcentaje muy elevado de las noticias sobre la bolsa se centra en la evolución del índice de referencia del país o sector sobre el que trate la información. Pero, como vemos, el IBEX 35 sólo recoge los movimientos de 35 empresas. Y sí, son las más importantes o conocidas, pero no dejan de ser una pequeña muestra del total de compañías que cada día pueden negociarse en el mercado español. Lo mismo ocurre con el resto de los índices. Desde el S&P 500 norteamericano hasta el CAC-40, en todos los países los índices se construyen con un porcentaje relativamente pequeño del total de empresas cotizadas.
Hay un triple motivo por el que los índices se llevan los titulares (y es lógico que así sea):
En primer lugar, porque son una buena referencia sobre la evolución general de la bolsa. Ni en un titular ni en una noticia se pueden explicar los movimientos de las acciones de las decenas de empresas que se intercambian cada día en los mercados mundiales. Con la referencia al IBEX 35 o a S&P 500 uno se hace una idea de cómo han evolucionado, en general, a las bolsas en un día, semana o mes.
Además, aunque lo forman pocas empresas, el volumen que arrastran es enorme. Esto puede variar en función de los mercados, los años o las compañías que pertenecen al índice, pero en casi todos los casos se cumple que las acciones del principal índice acaparan el 80-90 % de las compras y ventas. El IBEX, por ejemplo, representa más del 90 % de las acciones negociadas en las bolsas españolas. Por lo tanto, sí es un buen indicador de cómo evoluciona el conjunto del mercado. Por supuesto, esto no quiere decir que para cada inversor este indicador sea siempre igual de preciso: puede ocurrir que haya muchas personas que tengan una cartera que sube mientras el índice se desploma (y al revés). Pero cómo señal (por eso su nombre, “índice”) de la evolución general de la bolsa sí es un buen instrumento.
Por último, hay un elemento que hace del IBEX 35 y del resto de los índices un factor cada vez más relevante desde el punto de vista informativo: el auge de la gestión pasiva, que se basa en comprar todas las empresas del índice para tener la misma rentabilidad que el mercado.
La historia del IBEX 35
¿Y España? En el siguiente gráfico, tenemos la evolución del IBEX 35 en sus casi tres décadas de historia (aunque la bolsa existe en España desde el siglo XIX).
Hay que reconocerlo. El resultado de la última década no es especialmente alentador. A comienzos de 2008, el principal índice español rozaba los 16.000 puntos. A finales de mayo de 2020, lucha por recuperar los 7000 puntos.
Aquí debemos hacer una pequeña explicación: los índices se expresan en “puntos”. ¿Y qué son esos puntos? Pues, simplemente, una referencia. Como el agregado de capitalización o las fórmulas para determinar el peso de cada empresa en el índice son muy complejos, cada índice sale al mercado con una referencia. Por ejemplo, el IBEX cogió como referencia los 3000 puntos del 29 de diciembre de 1989 (dos años antes de que comenzase a cotizar). A partir de ahí, las subidas o bajadas de las empresas se miden respecto a esa cifra: por ejemplo, si al día siguiente de empezar a cotizar suben un 10 % todas, el índice se irá a los 3300 puntos.
A primera vista, esos 7000 puntos de mayo de 2020 parecen una enmienda a la totalidad del principio sobre la inversión en bolsa a largo plazo. Y sí, es cierto que la bolsa española ha pasado por una década terrible. De hecho, de entre las grandes bolsas occidentales, es una de las que peor lo ha hecho en este período. Pero cuidado, hay un factor importante que en ocasiones se olvida: los dividendos. Como propietarios de una empresa tenemos derecho a cobrar los dividendos que ésta pague con sus beneficios anuales. Y esto también vale si compramos un fondo índice. Por supuesto, estos dividendos se añaden a la rentabilidad que genere el movimiento del propio índice.
De hecho, ya hay un índice que los incluye, porque es más justo y la comparación más precisa. En el caso español hablamos del índice IBEX 35 Total Return, que marcaba máximos históricos en febrero de 2020, justo antes del hundimiento de los mercados por la crisis del Coronavirus.
Pulsa aquí para una versión accesible a la gráfica
El gráfico muestra la evolución del IBEX 35 desde su comienzo hasta el 31 de julio de 2020. Las cifras de cierre se cada año son las siguientes:
1992, 2.345 puntos
1993, 3.615 puntos
1994, 3.088 punto
1995, 3.631 puntos
1996, 5.155 puntos
1997, 7.255 puntos
1998, 9.837 puntos
1999, 11.641 puntos
2000, 9.110 puntos
2001, 8.398 puntos
2002, 6.037 puntos
2003, 7.737 puntos
2004, 9.081 puntos
2005, 10.734 puntos
2006, 14.147 puntos
2007, 15.182 puntos
2008, 9.196 puntos
2009, 11.940 puntos
2010, 9.859 puntos
2011, 8.566 puntos
2012, 8.168 puntos
2013, 9.917 puntos
2014, 10.280 puntos
2015, 9.544 puntos
2016, 9.352 puntos
2017, 10.044 puntos
2018, 8.540 puntos
2019, 9.549 puntos
2020, 6.877 puntos
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El gráfico muestra la evolución del IBEX 35 Total Return (es decir, el IBEX 35 con dividendos reinvertidos) desde su comienzo hasta el 31 de julio de 2020. Las cifras de cierre se cada año son las siguientes:
1992, 2.449 puntos
1993, 3.943 puntos
1994, 3.484 punto
1995, 4.263 puntos
1996, 6.269 puntos
1997, 9.057 puntos
1998, 12.556 puntos
1999, 15.077 puntos
2000, 11.981 puntos
2001, 11.255 puntos
2002, 8.272 puntos
2003, 10.935 puntos
2004, 13.241 puntos
2005, 16.152 puntos
2006, 21.974 puntos
2007, 24.328 puntos
2008, 15.448 puntos
2009, 21.360 puntos
2010, 18.599 puntos
2011, 17.158 puntos
2012, 17.635 puntos
2013, 22.529 puntos
2014, 24.470 puntos
2015, 23.602 puntos
2016, 24.215 puntos
2017, 26.940 puntos
2018, 23.839 puntos
2019, 27.790 puntos
2020, 20.496 puntos
IBEX 35 con dividendos desde sus comienzos
Las empresas, al pagar dividendos, afectan al precio de la acción, algo que es lógico. Imaginemos dos empresas con los mismos resultados y beneficios esperados: si una paga dividendos y la otra no, lo normal es que el mercado descuente esos dividendos del precio de la primera. Imaginemos que a final de año, la rentabilidad que ofrecen a sus accionistas sea la misma (pongamos un 5 %); aunque la primera lo haga pagando un 2,5 % de dividendos y con una subida de su precio de otro 2,5 %; mientras la segunda ve cómo el precio de su acción sube un 5 %. El resultado final es el mismo, aunque viendo un gráfico bursátil pueda parecer que la primera ha tenido una rentabilidad peor.
Nos hemos detenido un poco en este punto porque las grandes empresas españolas suelen pagar importantes dividendos. Por eso, cualquiera que quiera hacer una comparativa histórica del índice español deberá tener esto en cuenta a la hora de analizar los datos.
Apostar a un país
Decíamos antes que invertir en un índice es apostar por un país (o mejor, por sus empresas). También se cumple en el caso del IBEX. Aquí hay que recordar dos cuestiones relevantes: en primer lugar, que no es imprescindible, ni siquiera tiene que ser recomendable que el inversor español tenga todo su dinero en el IBEX 35, el francés en el CAC 40 y el alemán en el DAX 30. Es habitual que en las carteras de los inversores su índice nacional tenga un peso importante. Es lo que se conoce como sesgo país: nos sentimos más cómodos con aquello que conocemos o de lo que escuchamos hablar más a menudo en las noticias, y eso nos empuja a invertir en las empresas o el mercado más cercano. Esto tiene algo de lógica, pero también debemos saber que cada vez hay más posibilidades de inversión a nuestro alcance sin que eso suponga una mayor complicación o costes.
A continuación, incluimos una pequeña lista con los principales índices de los que oiremos hablar en las noticias. En todos los casos, la cifra que acompaña a las siglas representa el número de empresas que componen el índice:
IBEX 35 - España.
DAX - Alemania.
FTSE - Reino Unido.
CAC 40 - Francia.
DAX - Alemania.
MIB 30 - Italia.
S&P 500 - EEUU.
Nasdaq 100 - EEUU (centrado en empresas tecnológicas; puede incluir empresas de fuera de EEUU).
Dow Jones 30 - EEUU.
Nikkei 225 - Japón.
Euro Stoxx - Zona Euro.
Todo esto no quiere decir que invertir en el IBEX 35 sea necesariamente una mala decisión. Si a España le va bien en términos de crecimiento en los próximos 20-25 años, el IBEX lo reflejará. Pero si las noticias no son buenas, también lo hará. ¿Somos optimistas respecto a nuestro futuro? Mirando al pasado, hay más razones para el optimismo de las que a veces creemos. ¿Conseguiremos mantener la senda de progreso de los últimos 40-50 años? Como país, estamos ante un reto; pero también, como inversores, puede ser una gran oportunidad. En cualquier caso, el mundo actual nos facilita mirar también fuera de España a la hora de decidir invertir nuestro dinero.