Los préstamos hacen tu vida financiera más sencilla. Acercan dinero del futuro al presente para que puedas
desarrollar tus proyectos y cubrir tus necesidades en el momento que surgen. Pero como la vida está rodeada
de circunstancias de lo más diversas, no es raro que existan muchos tipos de
préstamos.
Veamos cuáles son los principales, para qué sirven y qué tienes que tener en cuenta al elegir cada uno de
ellos.
Elementos de un préstamo que debes conocer antes de elegir
Informarse es el primer paso para poder elegir bien el préstamo que mejor
se adapta a tus circunstancias. Al
elegir un préstamo deberás tener en cuenta diferentes aspectos:
La cantidad máxima que pueden concederte
El interés
Las comisiones y gastos
Las ofertas combinadas con seguros, tarjetas y otros
productos
El plazo en el que habrá de reembolsarlo
El método de amortización y el calendario de pagos
Las garantías y condiciones requeridas para concederte el
préstamo
Si existe un período de carencia
Tipo de préstamo según la garantía
Las garantías son uno de los elementos que facilitan encontrar condiciones más favorables al buscar un
préstamo. En función de ellas encontramos:
Préstamos con garantía real
En los que hay un bien que garantiza el préstamo, como en el caso de las hipotecas o cuando hay
una prenda de algún bien mueble, como pueda ser un vehículo.
Préstamos con garantía personal
En los que un tercero asume el pago en el caso de que nosotros no lo hagamos, como en el
caso de una fianza o un aval. Si ese aval es de una entidad de crédito o de una entidad pública
puede favorecer mucho la concesión del préstamo.
Préstamos con ambos tipos de garantías
Es el caso, por ejemplo, cuando un familiar te avala para que te concedan un préstamo
hipotecario.
Préstamos sin garantía
Cuando no hay ninguna de las garantías anteriores. Es el caso de la mayoría de los préstamos
personales.
Tipos de préstamos según el objetivo: ¿cuáles hay?
En función del destino del dinero las características del préstamo pueden
variar. Entre los más importantes
encontramos los siguientes:
Préstamos personales
Los préstamos
personales se conceden a la
persona sin una vinculación
especial a ningún tipo concreto de proyecto. Por lo general, requieren unos mayores intereses y
el importe tiene cierto límite, pero no suele exigirse que pongas un bien en garantía.
Es una opción muy indicada para cubrir imprevistos, aprovechar
oportunidades y desarrollar
proyectos personales. Es rápido, sencillo y adaptable a
cualquier tipo de necesidad.
Préstamos al consumo
Son una modalidad de préstamos personales. Sirven para
financiar la adquisición de bienes
o la prestación de servicios. Son la alternativa a la tarjeta de crédito y a las compras a
plazos, que es cuando el vendedor te permite hacer el pago fraccionado sin que se financie la
compra con una entidad financiera, aunque a veces se habla indistintamente de uno y otro.
Tienen la ventaja de que se pueden adaptar a todo tipo de
condiciones. Por ejemplo, te permiten
comprar aquello que está a buen precio o que representa una oportunidad aunque el vendedor no te
dé la opción de comprarlo a plazos o aunque hayas superado el límite de crédito de tu
tarjeta.
Préstamos de estudios
También son un tipo de préstamo personal. Tienen como
singularidad que están ligados a la
financiación de los estudios. Por edad, en muchos casos, también son una modalidad de préstamo
joven.
Además, algunas becas públicas o privadas se relacionan con
préstamos de estudios. Por ejemplo,
pueden concederse para financiar los intereses, para facilitar un período de carencia o tener en
sus requisitos de concesión que el estudiante haya solicitado una beca de estudios.
Préstamos hipotecarios
En términos estrictos, puedes pedir una hipoteca para destinar
el dinero a cualquier tipo de
proyecto. Por ejemplo, puedes poner tu casa, un local o una finca rústica en garantía para
conseguir la cantidad que necesitas para montar un negocio.
Sin embargo, la mayoría de las hipotecas se conceden para comprar una
vivienda. El inmueble que
garantiza la operación facilita que te puedan conceder una mayor cantidad, que puedas devolver
el dinero en un plazo mayor y que los intereses sean más reducidos que los de un préstamo
personal.
Tipos de préstamos según el plazo de vencimiento
En función de los plazos de vencimiento, las características de los
préstamos suelen cambiar.
Préstamos a corto plazo
Muchos de ellos son préstamos preconcedidos, lo que
significa que la entidad, dadas tus
características, te los ofrece sin que tengas que solicitarlo. Son una buena alternativa para
financiar esos desembolsos que, sin ser demasiado grandes, sí son más elevados que aquellos de
tu día a día que sueles cubrir con otras alternativas, como la tarjeta de crédito.
Préstamos a largo plazo
Están pensados para financiar los grandes desembolsos.
Distribuir su amortización en muchas
cuotas a lo largo de los años permite que puedas recibir más dinero y hacer frente al pago con
mayor facilidad. Suelen necesitar garantías (como un aval, una hipoteca, etcétera) y el
cumplimiento de ciertas condiciones (por ejemplo, que el valor de la cosa que garantiza el
préstamo supere cierto porcentaje del dinero que te conceden).
En definitiva, el primer paso para financiar correctamente tus necesidades y proyectos vitales es elegir el
tipo de préstamo adecuado.