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Un fondo de inversión: el mejor regalo de Navidad para tus hijos
La Navidad es momento de celebración y de regalos. Los niños son los que más claro lo tienen con su carta a Papa Noel o los Reyes Magos y un listado interminable de juguetes que quieren.

En ocasiones, merece la pena complementar los regalos de los Reyes Magos con algo que quizás ahora mismo no valoran, pero que seguro que agradecerán más adelante: un poco de libertad financiera para cuando la necesiten, en forma de inversión para su futuro, más allá de las clásicas huchas o juegos de mesa para aprender de economía.

La forma de hacerlo es comprándole un fondo de inversión o acciones de bolsa esta Navidad. Sí, sí, tal y como lo lees, un simple papel que acredite que es partícipe de un fondo o accionista de una empresa.

Evidentemente, el niño preferirá abrir un regalo en lugar de recibir un simple papel, pero también se le puede endulzar con una presentación adecuada. Un ejemplo son los otshidama japoneses, unos sobres especiales para regalar dinero; otra es creando una tarjeta con las empresas que componen el fondo que el niño pueda reconocer y que incluso le puedan gustar.

En cualquier caso, será un regalo que ahora pasará desapercibido entre tanto juguete, pero que puede ir ganando peso con el paso de los años. De hecho, puede servir para iniciar a tu hijo en el mundo de la inversión. En un artículo anterior te explicamos la enorme diferencia entre empezar a invertir antes o después en el tiempo.

La clave está en que el tiempo es uno de los mejores amigos de las inversiones porque permite aprovechar mejor el interés compuesto y mitiga el riesgo al invertir. En otras palabras, cuando inviertes a largo plazo y reinviertes los dividendos, la relación rentabilidad-riesgo es mejor y tu hijo aprende la importancia del largo plazo y la paciencia.
¿Cuánto podrías lograr para tu hijo? Hacemos números Pero vayamos al grano. ¿Qué capital conseguiremos en el futuro si comenzamos a invertir cuando somos todavía niños? Lo primero que has de preguntarte es cuál es el mejor instrumento para conseguirlo.

La ventaja de los fondos de inversión es que están más diversificados y ofrecen algunos beneficios fiscales si vas a invertir a largo plazo. En este sentido, una buena idea podría ser invertir en un fondo indexado que replique el comportamiento de los mercados, confiando así en la gestión pasiva.

¿Pero cómo se traslada este consejo al mundo real? ¿Cuáles son los mejores fondos de inversión para niñas y niños? ¿Qué umbral de rentabilidad podría esperar?

Para poner en marcha esta idea lo primero sería invertir en un fondo de inversión y planificar una serie de aportaciones mensuales o trimestrales. La inversión inicial hace que haya una suma de dinero significativa desde el principio, y al invertir de forma periódica reducimos el riesgo de la inversión, porque no tenemos que decidir en qué momento comprar: compramos poco a poco, tanto en momentos buenos como en momentos malos, reduciendo el coste medio de compra y sin pretender acertar en el momento de la inversión. Una buena idea podría ser empezar con 2000 € y sumar después 50 € al mes al fondo.
¿Y qué fondo elegir? El nombre concreto dependerá del riesgo que quieras asumir y tu horizonte temporal. En otras palabras, de cuándo quieras darle ese dinero a tu hijo y su edad actual. Como lo más normal es que todavía deban pasar más de 10 años, la recomendación más repetida es que se trate de un fondo que invierta en renta variable.

Los fondos indexados que invierten en todo el mundo pueden ser una buena idea. Están suficientemente diversificados, ya que están compuestos por muchas acciones de diferentes sectores e incluso países, y suelen obtener una rentabilidad similar a la del mercado.

Un ejemplo de este tipo de fondos es el Fondo Cartera NARANJA 90, que sigue la evolución de la economía mundial invirtiendo un 90 % en renta variable y el 10 % restante en oro.

Su rentabilidad anualizada a cinco años es del 7,34 %, y aunque rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras, puede servir a modo de referencia. De hecho, es un porcentaje en línea con la rentabilidad histórica del mercado mundial en los últimos años.

En el siguiente cuadro puedes ver cuál sería el resultado de invertir en un fondo con esta rentabilidad a 10 años, 18 años, 22 años y 35 años realizando una primera aportación de 2000 € y después aportaciones periódicas de 50 € al mes.


Tiempo de inversión Capital aportado Rentabilidad Total 10 años 8000,00 € 4816,63 € 12.816,63 € 18 años 12.800,00 € 16.264,26 € 29.064,26 € 22 años 15.200,00 € 26.166,56 € 41.366,56 € 25 años 17.000,00 € 36.171,90 € 53.171,90 € 35 años 23.000,00 € 93.724,26 € 116.724,26 €

Como puedes ver, cuanto mayor es el tiempo de inversión, más crece la rentabilidad. El siguiente gráfico lo explica mejor.

Ahora imagina que puedes regalarle a tu hijo esos 116.724 € conseguidos en 35 años para comprar su casa o que cuando empiece a trabajar pueda seguir el plan de inversión, aportando de su sueldo otros 100 € al mes. ¿No sería un regalo mejor que cualquier juguete?
¿A nombre de quién debería estar el fondo de inversión? La respuesta lógica parece “a nombre del hijo”. Sin embargo, es una cuestión que deberías dedicar unos minutos a pensar porque quizás prefieras contratarlo tú y después donárselo.

La principal razón es que si está a su nombre podrá acceder libremente al capital cuando cumpla los 18 años, quieras o no. Además, si por cualquier motivo quieres hacer un traspaso del fondo que tengas contratado a otro, es posible (aunque no probable) que necesites autorización judicial al no ser tu dinero.

Estas barreras desaparecen si eres tú quien contratas y después donas el fondo o los beneficios del mismo. La contrapartida es fiscal. Y es que pagarás más impuestos. Por un lado tú tendrás que pagar en el IRPF por la ganancia patrimonial que obtengas (si es que decides vender alguna de sus participaciones), al igual que tendría que hacer tu hijo si estuviese a su nombre. Por otro lado, tu hijo deberá sumar el Impuesto sobre Donaciones, que puede ser mayor o menor dependiendo de la comunidad autónoma en la que residas. Con las aportaciones que vayas haciendo al fondo podría pasar lo mismo, pero Hacienda suele ser más permisiva con estos pequeños regalos a menores.

En definitiva, qué mejor regalo de Navidad para tus descendientes que agasajarles con un fondo. Es cierto, ahora no lo valorará ni le hará ilusión, pero sin duda le será de gran ayuda en el futuro.
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