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La historia de la gestión pasiva y los fondos indexados
Los fondos indexados y la gestión pasiva atraen cada vez a más inversores que buscan pagar menos comisiones, dedicar menos tiempo a gestionar su dinero y tener una rentabilidad con menor riesgo a largo plazo.

Pero, ¿de dónde surge la gestión pasiva? Vamos a hacer un recorrido a través de la historia financiera para descubrir sus orígenes y su evolución en el tiempo.
Gestión Pasiva: fondos indexados y fondos cotizados Los fondos indexados fueron creados en 1975 por John C. Bogle y su gestora, Vanguard. En 2020 se cumplen 45 años del primer fondo de inversión colectiva de gestión pasiva, más conocidos como fondos indexados.

En nuestro blog puedes encontrar más información sobre quién es John Bogle y sus 8 mejores frases sobre la gestión pasiva. Como muestra, un botón:

“El tiempo es tu amigo, las emociones, tus enemigas.”
Las principales herramientas de la gestión pasiva son los fondos indexados, también conocidos como fondos índice, y los ETF, también llamados fondos cotizados.

Los fondos indexados buscan replicar de la forma más fiel posible el comportamiento de un índice bursátil, generalmente a través de dos técnicas distintas: la réplica física, a través de la cual se compran los valores del índice, manteniendo la misma proporción; y la réplica sintética, realizada a través de derivados financieros, que es la más habitual.

Otra de las herramientas utilizadas para la gestión pasiva son los fondos cotizados o ETF, por sus siglas en inglés (Exchange Traded Fund). A diferencia de los indexados, los ETF cotizan como los títulos bursátiles y, por tanto, pueden comprarse y venderse en tiempo real en cualquier momento.

No obstante, hay que tener en cuenta que su fiscalidad es la de una acción y no la de un fondo de inversión. Esto implica que los traspasos entre ETF no están exentos de tributar en la renta, mientras que los fondos sí.

Puedes conocer en este otro artículo más diferencias entre los fondos indexados y los ETF.

6500 es el número de ETFs en el mundo, que representan 5 billones de dólares. (R)Evolución frente a la gestión activa En 1998 sólo había 250.000 millones de dólares invertidos en gestión pasiva en EEUU y no se alcanzaría el primer billón (un millón de millones) de dólares hasta 2010. Sin embargo, a día de hoy la gestión pasiva ya ha superado a la activa en el mercado estadounidense, con una previsión de que siga creciendo en los próximos años.

Esta evolución exponencial también se observa en el crecimiento de los flujos netos de entrada en fondos de gestión activa y pasiva.
Europa no quiere quedarse atrás Aunque aún estamos lejos del mercado estadounidense, los expertos prevén que la gestión pasiva siga creciendo en el Viejo Continente en los próximos años. Gestión Activa vs Gestión Pasiva A diferencia de los fondos con una estrategia de gestión activa, en los que el ahorrador confía el dinero a un experto que irá comprando y vendiendo acciones según su criterio para conseguir una buena rentabilidad, los fondos indexados intentan replicar un índice determinado (por ejemplo, el IBEX 35, o el S&P 500) en vez de batirlo.

Así, al no necesitar un gestor «activo», los fondos indexados incurren en menos gastos y, por tanto, ofrecen comisiones significativamente inferiores, lo que aumenta su rentabilidad.

Como muestra, esta es la evolución del fondo Vanguard 500, que replica el índice S&P 500, durante el último año.

Estas son las principales diferencias entre ambas estrategias de inversión:


Fondos de gestión activa Fondos de gestión pasiva Tienen un gestor detrás analizando el mercado de forma activa. Los fondos de inversión indexados y ETF no tienen un gestor dedicado. Tan solo replican el índice. Buscan obtener más rentabilidad que el mercado, aunque en el largo plazo y a nivel global, menos del 2% de los fondos de gestión activa consiguen ganar más que el mercado. Consiguen replicar la rentabilidad media del mercado con precisión. Requieren conocimiento del mercado para entender la política de inversión del gestor. No requieren elevados conocimientos financieros. Comisiones elevadas. Bajas comisiones.

A modo de resumen, la gestión pasiva se diferencia de la activa en un punto fundamental: su objetivo no es mejorar la rentabilidad de un índice de referencia, sino igualarlo. Si el Ibex 35 sube un 5% en 2020, el inversor obtendrá cerca de un 5%.

Eso le permite evitar el coste de un gestor activo, ser más transparente para el inversor y eliminar algunos de los riesgos de inversión más comunes, lo que convierte a la gestión pasiva en una opción generalmente más rentable a largo plazo.

No en vano la gestión pasiva ha crecido exponencialmente desde la creación del primer fondo indexado en 1975 y el primer fondo cotizado o ETF en 1993. Muestra de este crecimiento es que logró sobrepasar a la gestión activa en capital invertido en EE.UU en 2019.
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