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Motivos para vender existirán hoy y siempre
“El cerebro de los seres humanos y otros animales contiene un mecanismo que ha sido diseñado para dar prioridad a las malas noticias” Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio Vivimos en un mundo constantemente atento a las noticias: en televisión, en internet, en redes sociales… todos los medios buscan ofrecer la última novedad. Y en este universo de noticias predominan las negativas sobre las positivas, en gran medida porque generan mayor interés. Los humanos estamos predispuestos para prestar más atención a las malas noticias. Aunque una noticia buena y una mala tengan la misma relevancia, el mismo impacto en nuestra vida (una en positivo, la otra en negativo), nuestro cerebro prestará más atención, almacenará más detalles y retendrá más tiempo la noticia negativa. No es una decisión voluntaria, nuestros cerebros están estructurados así, y, aunque seamos conscientes de ello, lo seguirán haciendo. Este tipo de “errores” (en el sentido de que no son racionales), que ocurren de manera sistemática, se denominan sesgos, y el sesgo de la negatividad es poderoso y prevalente. Los medios de comunicación son conscientes de esto, y por eso saben que atraerán más tráfico priorizando noticias negativas. Esto incluye las noticias sobre la economía y los mercados: la mente del ser humano, precavida por naturaleza, presta mucha más atención a lo que puede poner en riesgo su dinero y a las predicciones de analistas que ofrecen razones para creer que se avecina una crisis (en cualquier momento). Así, alguien que está permanentemente atento a lo que dicen los medios, está recibiendo un flujo de información en el que se da prioridad a los aspectos negativos de la economía y los mercados. Está expuesto a una visión alterada de la realidad y a menudo sentirá que la perspectiva es demasiado negativa como para mantener su dinero invertido.
Visto con perspectiva… ¿es tan grave la situación? Parece la tormenta perfecta: en estos primeros meses todas las opciones de inversión han sufrido fuertes caídas. Sin embargo, como en otras ocasiones, lo más adecuado es coger cierta perspectiva. Algunos factores que han contribuido a aumentar la inflación hasta ahora empiezan a normalizarse: China está volviendo a abrirse después de los confinamientos masivos, que han tenido a su economía medio parada. El tráfico marítimo está volviendo a coger ritmo, después de muchos meses en los que ha funcionado más lento por las restricciones de muchos puertos para prevenir el Covid. La producción de semiconductores y vehículos está remontando, después de meses en los que no llegaban a satisfacer la demanda. Además, los resultados de empresas del segundo trimestre, que se empezarán a publicar a mediados de julio, tampoco se espera que sean malos, lo que podría calmar los ánimos de los inversores, que actualmente sólo ven noticias negativas en los medios. Uno de los indicadores habituales para entender si los precios en la bolsa están altos, bajos o en la media es el PER, comparado con su histórico. El PER es la relación entre precio y beneficios de las empresas, es decir, nos indica cuántos años de beneficios hacen falta para recuperar el precio pagado al comprar las acciones. Actualmente, la media de los últimos 15 años se sitúa en 18,3, mientras que los precios actuales muestran un PER de 15,7. Según este indicador, por lo tanto, la bolsa estaría ligeramente más barata que en la media de los últimos 15 años. Ver versión accesible del gráfico Gráfico 1 El gráfico muestra la evolución del PER a 12 meses de la bolsa mundial, que se calcula como el precio de las acciones dividido entre los beneficios de las empresas. Se muestran datos de los últimos 15 años; la media de este periodo es de 18,3 veces y el punto actual, a 30 de junio es de 15,7 veces. A lo largo de los últimos 15 años ha habido dos momentos en que ha estado muy alto comparado con la media, en niveles de 30 o 35 veces en los años 2010 y 2021, mientras que en otros momentos como 2009 o 2012 estuvo cerca de 10 veces.
¿Qué nos puede llevar a vender en junio de 2022?
En la primera mitad de año hemos vivido un escenario que se consideraba muy poco probable. El 2021 acabó con preocupaciones sobre la inflación, que ya estaba repuntando, y había alcanzado el 6,5 % anual en España y el 7 % anual en EE. UU. Estos datos hacían pensar que seguramente los bancos centrales tendrían que reducir sus programas de compra de bonos y empezar a subir tipos, pero la percepción general del mercado es que la inflación era transitoria y volvería pronto a la normalidad. Sin embargo, no ha sido así. La inflación se mantuvo alta los primeros meses del año, aumentando la probabilidad de que los bancos centrales actuaran, empezando a subir tipos. Eso hizo que la renta fija empezara a caer, ante la expectativa de que los bonos de nueva emisión empezarían pronto a ofrecer más rentabilidad. La invasión de Ucrania por parte de Rusia también contribuyó a agravar la situación de inflación. No sólo por la cantidad de bienes producidos por Ucrania de forma habitual que han dejado de exportarse (aceite de girasol, trigo…), sino por los efectos de las sanciones a Rusia, que han encarecido aún más el precio de la energía (a través del petróleo y del gas, fundamentalmente). Como consecuencia, muchas empresas de todo el mundo han visto como subían sus costes, y se han visto obligadas a aumentar los precios a los que venden a los consumidores. De esta forma, la inflación se ha asentado más todavía, y ahora se esperan subidas fuertes de tipos por parte de los bancos centrales. La Reserva Federal, en Estados Unidos, ya ha subido los tipos 1,5 puntos porcentuales en tres meses, y se espera que siga subiendo de forma acelerada. Se espera que el Banco Central Europeo empiece a subir en julio, aunque llevará un ritmo algo más lento.
Las subidas de tipos de interés han afectado también a las bolsas, provocando caídas generalizadas: 1. Una subida de tipos demasiado repentina aumenta el coste de las deudas, lo que puede hacer que algunas personas y empresas dejen de poder pagar los intereses. Otras empresas, ante el encarecimiento del precio del dinero, detendrán sus inversiones en proyectos de crecimiento. Todo esto puede llevar a que la economía entre en recesión, lo que afectaría a todas las empresas 2. Después de muchos años en los que los bonos apenas ofrecían rentabilidad, los inversores con tendencia a invertir en renta fija, habían empezado a invertir en renta variable. En los próximos meses, conforme los bonos vuelvan a ofrecer una cierta rentabilidad, es de esperar que estos inversores vuelvan a la renta fija, vendiendo sus inversiones en bolsa

Siempre hay motivos para vender, pero… Como hemos visto, siempre va a haber noticias que justifiquen que es el momento de vender. Históricamente ha sido así, como podemos ver en este gráfico, que reúne algunas de las noticias que podrían haber afectado con más fuerza los mercados. Ver versión accesible del gráfico Gráfico 2 El gráfico muestra la evolución del MSCI ACWI desde el año 2001 hasta el 30 de junio de 2022 (periodo en el que crece un 183 %), y señala los muchos momentos en los que ha habido alguna razón para preocuparse y vender, a pesar de lo cual ha seguido creciendo en el largo plazo: El estallido de la burbuja punto com
El 11 de septiembre de 2001
Escándalos contables (Enron, Arthur Andersen…)
La guerra de Irak
La crisis de las hipotecas subprime
La crisis financiera global
La crisis de deuda soberana europea
El tsunami y la explosión del reactor nuclear en Fukushima
El miedo por el ébola
La crisis de la bolsa China de 2015
La votación en Reino Unido sobre el Brexit
La elección de Trump como presidente de Estados Unidos
La guerra comercial entre Estados Unidos y China
El Brexit
La expansión del Covid por el mundo y el cierre de países enteros
La invasión de Ucrania por Rusia
La inflación y las subidas rápidas de tipos, que han generado caídas en todos los activos en 2022
Las subidas de tipos de los bancos centrales son insuficientes y alcanzamos niveles del 3 % o 4 % en un año.. Desabastecimiento de alimentos de origen animal, porque los precios de la energía y el pienso no hacen rentable la producción. La falta de importaciones de gas hace que invierno se racione el gas natural en Europa. Europa entra en la guerra de Ucrania con Rusia. En todas las crisis tenemos un listado amplio de cosas que pueden salir mal. Cuando explotó la burbuja de las empresas de internet en el 2000, en la crisis de 2008, en la de 2011 de Europa, cuando el euro se iba a romper, en la de 2020 cuando cuatro millones de españoles se fueron a casa sin trabajo sostenidos por ERTEs y muchos medios auguraban que era imposible que volvieran a trabajar, etc. Pero al final se sale de estas situaciones, por mucho que siempre parezca que son únicas y no habíamos visto nunca nada igual. Las buenas noticias, sin embargo, seguirán ocurriendo, pero no serán muy visibles. En medio del ruido de las malas noticias es importante recordar que siempre han existido muchos motivos para vender… y que muchos de los que venden no son capaces de encontrar el momento óptimo para volver a invertir.
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