La inflación. Un fenómeno económico de actualidad que afecta en menor o mayor medida a todos los países. Pero, ¿sabías que existen diferentes tipos de inflación?
¿ En qué consiste la inflación?
De manera muy resumida, la inflación es la variación al alza de los precios de forma generalizada durante un periodo de tiempo. Este incremento tiene dos caras, según el contexto:
Aumento de la demanda: por lo general, casi todos los bancos centrales buscan que exista un poco de inflación, pues esta tiene algunas ventajas, como ayudar a reducir el valor de las deudas e impulsar el consumo.
Pérdida de poder adquisitivo: en el otro lado de la balanza, si los salarios no suben al mismo ritmo que los precios, la inflación provoca una pérdida del poder de compra. También disminuye el valor de tus ahorros y la rentabilidad real de las inversiones.
¿Qué tipos de inflación hay?
Hay diferentes modelos de inflación, y, por tanto, distintas consecuencias en cómo afecta cada uno de ellos a la economía de una nación y, por extensión, al bolsillo de sus habitantes. Vamos a analizar principalmente dos tipos, basándonos en el comportamiento de los precios y en, cuando estos aumentan, cómo lo hacen:
Tipos de inflación según su comportamiento
Además del término inflación, se utilizan otros para referirse al comportamiento de los precios:
Deflación
Es lo contrario a la inflación. Es decir, una disminución de los precios. Puede llevar consigo un estancamiento de la economía, por lo que no suele ser una señal positiva.
Reflación
Cuando se toman medidas económicas para impulsar la inflación, como aumentar la oferta monetaria y fomentar el consumo.
Estanflación
Es el tipo más temido. Es un periodo que no se acompaña de crecimiento económico ni aumento de los salarios, por lo que se produce un estancamiento del producto interior bruto y una pérdida de poder adquisitivo de la población.
Inflación subyacente
Mide la variación de los precios sin incluir la energía, que tiene un gran impacto.
Tipos de inflación según su magnitud
En función de cómo han aumentado los precios, se consideran tres tipos:
Inflación moderada
Cuando los precios se incrementan de forma lenta y, en consecuencia, se mantienen relativamente estables. En esta situación, existe la confianza en la economía del país, por lo general los salarios suben en la misma medida y existe un buen equilibrio entre consumo y ahorro.
Inflación galopante
Cuando los precios se disparan en tasas anuales de dos dígitos, por ejemplo, un 15 o 30%. En una situación así, el dinero pierde valor a una velocidad tal que impacta gravemente en la economía, afectando incluso a las transacciones diarias. Los costes deben ajustarse constantemente y el ahorro deja de tener sentido.
Hiperinflación
Cuando la inflación está descontrolada, alcanzando tasas de hasta el 1000%. Parece una locura, pero ha habido muchos casos de hiperinflación en la historia. En estos casos, la capacidad de las personas para comprar bienes y servicios es casi nula. La causa suele ser una profunda crisis económica combinada con un aumento descontrolado de la masa monetaria.
¿Cómo afecta la inflación a la economía?
Una inflación por encima de lo esperado tiene claras repercusiones sobre la economía de un territorio y sus habitantes. Estas son solo tres pinceladas:
Todo es más caro: es la consecuencia más clara. Si sube el precio de productos y servicios de consumo pero no tu salario ni tu capacidad adquisitiva (o no al mismo ritmo), la vida se vuelve más costosa.
Devaluación de los ahorros: la subida de precios afecta también a tus fondos, a tus ahorros, que pierden valor. Para visualizarlo claramente: un euro guardado antes de la inflación vale menos cuando los precios de todo están subiendo.
Aumento de los tipos de interés y, por tanto, de tu hipoteca: con la inflación se incrementan todos los precios, incluidos los del propio dinero. Ello conlleva, en muchos casos, una subida de los tipos de interés, tan relevantes en préstamos generalizados en la sociedad, como los hipotecarios.