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¿Qué es un cheque? Así puedes utilizarlo para pagar y cobrar
Ya sea cuando acudimos a nuestra sucursal bancaria a efectuar cualquier tipo de operación o cuando las realizamos a través de la banca online, lo cierto es que nos encontramos con que los bancos utilizan un lenguaje técnico por lo general difícil de entender. Sin embargo, conviene aprender a descifrar el galimatías que supone la mayoría de las veces la jerga bancaria, y que nos lleva incluso a confundir conceptos que son diferentes. Y es que se trata, ni más ni menos, que de nuestro dinero.

Explicamos a continuación 12 conceptos bancarios básicos cuyo significado quizás todavía no tengamos exactamente claro y con los que deberíamos familiarizarnos para gestionar nuestras finanzas con más seguridad y confianza.

BIC e IBAN Siempre que enviamos y recibimos transferencias bancarias nacionales e internacionales es necesaria una seguridad cifrada para mantener a salvo el dinero durante el proceso. Pero, ¿en qué se diferencian un número IBAN y un código BIC/SWIFT?

En líneas generales, el código IBAN (International Bank Account Number) identifica cada cuenta corriente particularmente en una zona de pagos en euros. Así, conociendo el IBAN se pueden realizar pagos y transferencias en cualquier país de la zona SEPA (acrónimo de Single Euro Payments Area), con la misma funcionalidad de un pago nacional.

Mientras que el código BIC (Bank Identifier Code) o código SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) identifican al banco beneficiario de una transferencia, al banco destinatario de ese movimiento de fondos. Ambos códigos son necesarios para realizar pagos o transferencias en el resto del mundo, fuera del ámbito SEPA.

Préstamo y crédito Aunque existe una tendencia a hablar indistintamente de préstamo y crédito cuando necesitamos financiación, lo cierto es que se trata de productos financieros diferentes.

En los préstamos personales, el banco entrega una cantidad de dinero fija al cliente al principio de la operación, que deberá devolver con intereses. Mientras que en el crédito, la entidad bancaria pone a disposición del cliente una cantidad de dinero, que se va concediendo según las necesidades de este, durante un determinado periodo de tiempo.

Cuenta remunerada y depósito a plazo fijo Los depósitos a plazo fijo exigen inmovilizar una cantidad de capital durante un periodo de tiempo fijado de antemano. Si queremos recuperarlo antes de la fecha de vencimiento, tendremos que pagar una penalización, que reducirá los intereses que hayamos recibido hasta ese momento.

En el caso de las cuentas remuneradas, estas nos dan intereses desde el primer euro y sin plazo, lo que hace que, a diferencia de los primeros, podamos disponer del dinero de forma prácticamente inmediata. Por ello, los depósitos a plazo fijo suelen ofrecen una mayor rentabilidad que las cuentas remuneradas.

Transferencia y traspaso Aunque los términos transferencia y traspaso se suelen usar como sinónimos, en realidad no lo son. Y es que mientras que un traspaso es un movimiento entre cuentas dentro de un mismo banco y con un mismo titular, la transferencia supone el envío de dinero entre cuentas de entidades diferentes y, normalmente, con titulares distintos.
Cargo y abono Todas las cuentas tienen dos partes: el lado del debe y el lado del haber. Es decir, que una cuenta puede aminorar o incrementar su saldo dependiendo de las operaciones que se realicen. Estas disminuciones y aumentos tienen un nombre: cargo y abono.

Así, los cargos son operaciones de retirada de efectivo de una cuenta corriente. Por ejemplo, cuando pagamos algo con tarjeta de crédito, el banco nos hace un cargo en nuestra cuenta al efectuar la liquidación a final de mes. Los abonos, por su parte, son ingresos realizados a una cuenta bancaria que aumentan su saldo como, por ejemplo, el ingreso de la nómina.

Tarjeta de débito y tarjeta de crédito A simple vista las tarjetas de débito y crédito son prácticamente iguales, pero el dinero de los pagos proviene de dos fuentes muy distintas. Así, con las de débito podemos retirar dinero del cajero o hacer operaciones a través de internet con cargo a nuestra cuenta corriente o libreta de ahorros, es decir, utilizando el dinero que realmente tenemos. El límite de dinero que podemos sacar con estas tarjetas lo marca el saldo del que dispongamos en el momento de su retirada.

Por contra, las tarjetas de crédito son aquellas que emite el banco a nombre de una determinada persona para que pueda usarlas para comprar y efectuar pagos a crédito, esto es, con dinero que no es realmente suyo, sino que se trata de préstamos que el banco nos concede. De este modo, nos permiten efectuar pagos incluso si no tenemos fondos en la cuenta, pues el importe se cargará con posterioridad.

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